Durante más de treinta años los paladares norteamericanos se han deleitado con el ron Havana Club. Su exquisito aroma y su delicioso sabor nunca molestaron a los Estados Unidos hasta ahora, cuando la Oficina de Marcas y Patentes del país se negó a renovar la licencia que le hubiese permitido renovar la marca registrada a la compañía.
La decisión norteamericana se fundó en la sección 211 de una ley que prohíbe el reconocimiento y renovación de marcas asociadas a propiedades nacionalizadas por el gobierno de Cuba. Esta medida fue rechazada de plano por el Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla, que exigió otorgar de inmediato la licencia para que la prestigiosa marca renueve su registro en el país.
Según un comunicado publicado en el diario Granma, la real promotora de las acciones contra Cubaexport, compañía de distribuye el licor, es la empresa Bacardí, su principal competidora. Según denuncia el medio, desde 1995 la empresa cubana ha defendido su derecho a registrar la reconocida marca, lo que fue respaldado por Organización Mundial de Comercio, que falló contra Estados Unidos y reclamó la eliminación de la sección que fue considerada ilegal.
Desde 1976 hasta 2006 la compañía no tuvo problemas para registrar la marca hasta ahora. Por eso, según publica el medio, "Cuba (considera) que ha respetado invariablemente, sin la menor discriminación, las obligaciones contraídas en virtud de los instrumentos jurídicos internacionales referidos a la Propiedad Industrial, lo cual ha garantizado que más de cinco mil marcas y patentes norteamericanas se beneficien y continúen beneficiándose de su registro en nuestro país."
Con lo anterior, el gobierno castrista señaló que si EE.UU. "no actúa, será el único responsable del robo de la marca Havana Club a su legítimo titular, la compañía Cubaexport, y de las consecuencias negativas que pudieran derivarse de este hecho para la protección recíproca de la Propiedad Industrial."