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Canadá: Le implantaron un diente en el ojo y recuperó la visión tras 21 años ciego

Esta es la historia de Brent Chapman, quien perdió la vista tras una alergia al ibuprofeno. Es uno de los primeros canadienses en hacerse esta cirugía, llamada coloquialmente "diente en ojo".

Constanza Moncada Merino

Brent Chapman, paciente de cirugía "diente en ojo"

Lunes 15 de septiembre de 2025

Brent Chapman, un hombre ciego de 34 años, recuperó la visión tras una cirugía llamada informalmente como "diente en ojo". Esta consiste en implantar un diente con un lente dentro del ojo. Eso sí, el procedimento solo puede realizarse en pacientes que tienen la parte posterior del ojo saludable, incluyendo el nervio óptimo y la retina.

Chapman fue una de las primeras personas en Canadá en someterse a la cirugía.

"Parecía un poco a ciencia ficción. Pensé: '¿A quién se le ocurrió esto?'. Es una locura", contó Chapman, residente de North Vancouver, a TODAY.com.

El hombre canadiense perdió la visión a los 13 años, cuando tras un torneo de básquetbol, tomó ibuprofeno para el dolor. En ese entonces, una reacción cutánea al medicamento, conocida como síndrome de Stevens-Johnson, lo dejó en coma 27 días. Cuando despertó, ya estaba ciego: su ojo izquierdo tenía daño irreversible y el derecho sufrió daños en la córnea. 

Intentó múltiples cirugías y tratamientos, entre ellos, 10 trasplantes de córnea. Sin embargo, solo funcionaban de forma temporal. “Fue muy devastador perder la visión nuevamente, así que no pudimos seguir por ese camino”, dijo Chapman.

Así es la cirugía "diente en el ojo"

Él necesitaba una córnea, y uno de sus dientes era la solución. El doctor Greg Moloney, su cirujano ocular y oftalmólogo del Hospital Mount Saint Joseph de Providence Health Care en Vancouver, explicó los detalles del exitoso procedimiento.

Uno de los problemas de los trasplantes de córnea, es el rechazo del mismo cuerpo receptor. Por ello, un diente del mismo paciente es la respuesta. “Es un tejido que sirve de puente entre el cuerpo y el plástico (lente) que enfoca la luz”, afirma Moloney.

En febrero, le retiraron a Chapman uno de sus caninos superiores: debía ser un diente sano, grande y robusto para sostener el lente.

Posteriormente, se insertó el diente con el lente incrustado en la mejilla del paciente, para que se generara tejido a su alrededor. Ese tejido serviría para suturar y fijar el diente en el ojo.

Cuando Brent Chapman despertó, vio los movimientos de su mano de inmediato. Un par de meses después de la intervención, su visión se agudizó. “Probamos unos anteojos y tuve un momento en el que pensé: 'Vaya, ahora veo realmente bien'”, recordó.

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