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Capacidad para 8 mil heridos: Israel se prepara para la guerra con gigante hospital subterráneo

El recinto cuenta con tres plantas, camas para 8 mil heridos y quirófanos.

24horas.cl

Jueves 4 de julio de 2024

En solo ocho horas se puede convertir en el hospital subterráneo y fortificado más grande del mundo: el centro médico Rambam de Haifa, al norte de Israel, con más de 2.000 camas en 60.000 metros cuadrados, está listo para atender a pacientes y heridos en caso de guerra con Hezbolá, una posibilidad cada vez más cercana.

El director del Hospital Rambam, Michael Halberthal, explicó que se preparan para "lo peor" y que si ese momento llega "todas las plantas y especialidades del hospital se trasladarán al subsuelo, en las tres plantas concebidas en circunstancias normales como aparcamiento".

Listo en 8 horas

"Si estalla la guerra en el norte y tuviéramos que empezar de cero, nos tomaría unas 72 horas, pero ahora podemos tener el hospital subterráneo totalmente funcional en solo 8 horas", indicó el doctor Halberthal.

El hospital subterráneo tiene cabida para un total de 8.000 enfermos y heridos, ya que no todos necesitan camas, lo que lo convierte en alternativa no solo para los pacientes del Rambam convencional, sino para acoger a los dos otros hospitales de la zona.

"En caso de emergencia, podemos ser autosuficientes hasta cuatro días, sin recibir ninguna ayuda del exterior. Contamos con suministro suficiente de electricidad, agua, comida, medicinas, ventilación y purificación del aire...", señala.

Este hospital subterráneo ya se probó durante la pandemia de Covid-19, aunque más que como lugar seguro, se usó el espacio para albergar el alto número de pacientes en cuarentena. "Ojalá no ocurra nada más en el norte, pero si sucede, estamos listos para cualquier escenario", subrayó Halberthal.

Las hostilidades no han hecho más que crecer desde octubre en la frontera entre Israel y Líbano -donde han muerto más de 500 personas, la mayoría en lado libanés y en la filas de Hezbolá- y alcanzaron su punto álgido el mes pasado, cuando una guerra abierta parecía inevitable, aunque la comunidad internacional, especialmente EE.UU. y Francia, se afana por impulsar una salida diplomática.