El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, declaró este domingo el estado de emergencia militar tras lanzar bombardeos en Líbano, para frustrar un inminente ataque a gran escala por parte del grupo chií Hezbolá.
En un comunicado, el Ministerio de Defensa informó de que Gallant ha activado una "situación especial en el frente interior", añadiendo que "esta declaración del estado de emergencia permite al Ejército dar instrucciones a los ciudadanos de Israel, como limitar las reuniones y cerrar lugares cuando sea relevante".
El ministro mantuvo además una llamada con su homólogo estadounidense, Lloyd Austin, en la que Gallant le confirmó que Israel ha lanzado "ataques precisos" contra Líbano para frustrar una amenaza inminente contra Israel.
Poco después, las autoridades anunciaron restricciones en todo el territorio al norte de Tel Aviv, como limitar los grupos de gente a 30 personas en exteriores y 300 en interiores o prohibir el baño en las playas cercanas a la frontera.
Las oficinas y centros educativos pueden seguir operando siempre y cuando cuenten con un refugio antiaéreo cercano.
Hezbolá ha disparado más de 150 proyectiles desde el Líbano hacia Israel en los últimos minutos
Israel hará lo que sea necesario para defender a su población
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El Jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Herzi Halevi, dirige la ofensiva y las operaciones defensivas desde la base militar de Kirya, en Tel Aviv, junto a los máximos dirigentes de las fuerzas armadas.
Desde que surgió el anuncio, no han cesado de activarse las sirenas antiaéreas en el área israelí fronteriza con Líbano.
El servicio de emergencias israelí Magen David Adom elevó "su estado de alerta al nivel más alto en todo el país", aunque hasta el momento no ha recibido informes de víctimas.
A esto se añade que Hezbolá -aliado de Irán- juró perpetrar un ataque a gran escala contra Israel en venganza por la muerte de su máximo comandante, Fuad Shukr, ocurrida en un bombardeo israelí a las afueras de Beirut el 30 de julio.
El intercambio de fuego en la divisoria se ha cobrado desde octubre la vida de al menos 636 personas, la mayoría en el lado libanés y en las filas de Hezbolá, que ha confirmado 392 bajas.
En total, han fallecido en Líbano al menos 586 personas, entre ellos más de 124 civiles, mientras que en Israel han muerto 49 personas en el norte del territorio: 23 militares y 26 civiles, incluidos 12 menores en el ataque en la ciudad drusa de Majdal Shams, en los Altos del Golán ocupados.