A las 15:00 horas de este miércoles se registró la primera señal de humo negro en la chimenea de la Capilla Sixtina, señal que indica que en esta primera y única votación de hoy no hubo elección del nuevo papa.
Con esto, el mundo seguirá pendiente de la decisión de los 133 cardenales, tal como en 2013 cuando emergió la fumata blanca que anunció la elección del papa Francisco.
Desde el Vaticano, la cobertura en vivo ha mostrado imágenes de miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, mientras que al interior, el hermetismo del cónclave contrasta con la ansiedad que crece afuera.
El proceso, sin embargo, está lejos de ser sencillo. Cada uno de los 133 cardenales electores debe escribir el nombre del candidato en una papeleta, doblarla cuidadosamente y, tras jurar ante Cristo que ha votado según su conciencia y por el bien de la Iglesia, depositarla en una urna. Luego, tres escrutadores sorteados leen cada voto en voz alta, los anotan, los enhebran y finalmente los queman.
Y no es solo un acto simbólico. Se requieren dos tercios de los votos para elegir al nuevo Papa, y si no se logra ese quórum, se continúa con nuevas rondas: una la primera tarde y hasta cuatro cada día posterior, es decir, mañana jueves, dos de las cuales serán en la mañana y otras dos en la tarde.
En total, según BBC Mundo, pueden pasar días antes de alcanzar una decisión, sin embargo, si en tres días no hay acuerdo, se realiza una pausa de oración. Si tras 33 rondas no se ha alcanzado una decisión, se organiza un balotaje entre los dos candidatos que obtuvieron más votos, aun así, el elegido debe alcanzar los dos tercios.
Cabe mencionar que tanto papa Francisco como su predecesor, Benedicto XVI, fueron elegidos después de dos días.
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