Luego de ser fotografiado abrazando a una mujer en las cálidas aguas de Puerto Vallarta en México y en "actitudes cariñosas", el obispo argentino, Fernando María Bargallópresentó su renuncia a la Nunciatura Apostólica de Argentina al reconocer que mantenía una relación sentimental con la mujer que lo acompañaba.
En un principio, monseñor Bargalló aseguró en una entrevista con la televisión local, que la mujer era "una amiga de la infancia que conozco desde que tengo uso de razón". Además lamentó que la situación se haya tergiversado. Lo único que reconoció era su "su imprudencia", porque las imágenes eran "ambiguas".
Pero luego, los hechos cayeron por su propio peso. Era cierta la amistad de infancia - ya que las familias se conocen desde años- pero no se trató de un encuentro casual sino de una aventura de lujo que comenzó en Miami y continuaba en localidades mexicanas.
En paralelo, el nuncio apostólico, Emil Paul Tscherrig, envió un informe a la Santa Sede, explicando lo que había sucedido con monseñor Bargalló. Para casos como estos, el Vaticano nombra un administrador para la diócesis y acepta rápidamente la renuncia. Si bien la conducta no es constitutiva de delito, atenta con los votos de castidad y son incompatibles con la responsabilidad de un obispo.