El Papa Francisco ofició en la cárcel romana de menores de Casal del Marmo la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, durante la cual lavó los pies a doce jóvenes allí recluidos. Entre ellos se encontraban dos muchachas, una católica y otra musulmana, imitando lo hecho por Jesús con los doce apóstoles.
"Esto es lo que Jesús nos enseña y esto es lo que yo hago. Es mi deber, me sale del corazón y amo hacerlo", ha dicho el Papa Bergoglio cuando se disponía a lavar los pies a los doce muchachos.
El Pontífice lavó los pies arrodillado, después los secó y los besó. Durante el intercambio de la paz, besó a los doce jóvenes y también les dio personalmente la comunión.
Dirigiéndose directamente a ellos, el Papa Francisco les dijo: "No dejaros robar la esperanza, siempre con la esperanza por delante, ¿entendido?".
Esta ha sido la primera vez que un Papa oficia la misa del Jueves Santo en una cárcel y no en la basílica de san Juan de Letrán, catedral de Roma a la que pertenece como obispo de la misma.
Tras la misa se reunió con el medio centenar de detenidos y el personal de centro (unas 150 personas) en el gimnasio del reformatorio. Los jóvenes regalaron a Francisco un crucifijo y un reclinatorio de madera, fabricados por artesanalmente en el taller del centro por ellos mismos. El Papa les llevó los tradicionales "Huevos de Pascua".