Reconocido por sus gestos de humildad y cercanía a la gente, el Papa Francisco volvió a demostrar su amable personalidad.
Según recogieron medios trasandinos, Francisco le ofreció asiento y comida a uno de los guardias que lo cuida en su residencia en Santa Marta.
Durante horas de la madrugada, el Papa salió de su habitación y vio a uno de los efectivos de seguridad de pie en el pasillo. Tras darse cuenta de que había permanecido allí toda la noche se acercó y le preguntó: "¿Qué hace usted aquí? ¿Estuvo despierto toda la noche?".
Ante la sorpresiva consulta del Sumo Pontífice, el soldado respondió: "Sí, reemplacé a mi compañero".
Tras escuchar eso, Francisco replicó: "¿No está cansado?". El guardia, quien aún no entendía lo que sucedía, le dijo: "Es mi deber Su Santidad, por su seguridad".
Ante la respuesta del efectivo, el Papa Francisco fue a otra habitación y volvió con una silla y un sándwich para el uniformado. "Por lo menos siéntese y descanse" le dijo Francisco al guardia, quien respondió: "Lo siento, pero no puedo. Las reglas no lo permiten".
A eso, el Papa exclamó: "¿Ah sí? Bueno, yo soy el Papa y le pido que se siente".
Esta anécdota, que se suma a otra actitudes que posee el Sumo Pontífice, no fue desmentida por el Vaticano.