Marianne Winkler pasaba unas vacaciones en la isla alemana de Amrun cuando avistó un objeto flotando en el agua: una botella de vidrio con un mensaje pidiendo quebrarla en su interior.
No se trataba de una broma, ni de un juguete de otros niños en el balneario, sino que de un experimento que data de 1904.
Primero Marianne y su esposo se negaron a romper el vidrio, pero tras varios minutos se rindieron y quebraron el objeto, encontrando un texto en su interior que les solicitaba enviar datos de dónde y cuándo encontraron la botella a la Asociación de Marina y Biología de Plymouth, en Inglaterra.
La pareja siguió las instrucciones y envió la carta por correo, recibiendo como respuesta un chelín en forma de recompensa y un mensaje de la asociación agradeciéndoles.
La botella era parte de un grupo de 1.020 que fueron lanzadas al mar entre 1904 y 1906 para registrar el flujo y velocidad de las corrientes marinas, informó al Daily Telegraph el director de comunicaciones de la asociación, Guy Baker.
"Era una época en que se inventaban formas de investigar las corrientes. Muchas de las botellas fueron encontradas por pescadores en redes de pesca submarina. Otras llegaron a costas, y otras no han sido recuperadas", explicó Baker.
Pero Marianne y su esposo no quedaron contentos con su chelín: ahora buscan que el registro de récords Guiness confirme que el mensaje que encontraron es el más antiguo hallado al interior de una botella.
Foto: Agencia Uno / Referencial.