Los efectos por la expropiación de la petrolera YPF, propiedad de la empresa española Repsol, ya empiezan a dejarse sentir. De hecho, los medios argentinos aseguran que se han encendido las alarmas por la posible escasez de gas para el invierno.
En particular, el Ministerio de Planificación y la estatal Enarsa (Energía Argentina S.A.) están preocupados por diez cargamentos de gas por barco que había sido adjudicados a Repsol a fines del año pasado y que ahora están en el aire. La compañía española debe entregar las cargas de gas en la terminal regasificadora de Bahía Blanca a partir del 14 de mayo, pero las autoridades bonaerenses temen que se cancele el compromiso en el último momento, una decisión que afectaría al consumo interno tanto de hogares como de industrias, según informa Clarín. Por si fuera poca preocupación siete de esta decena de barcos tiene previsto su labor en el periodo más crítico, que va desde fines de mayo a agosto.
Pero no acaban aquí los inconvenientes La japonesa Marubeni comunicó a Enarsa que no podrá cumplir con el suministro de dos cargas que estaban agendadas para junio y agosto, lo que elevaría a una quincena el número de barcos faltantes, es decir, un promedio de 10 millones de metros cúbicos diarios de gas menos en el sistema, según el rotativo. El progresivo aumento de los precios mundiales, sumado al aumento explosivo de la demanda de Brasil sólo complican este panorama, que podría obligar a las autoridades argentinas a aplicar cortes en el suministro, el escenario más temido por la Casa Rosada.