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Piden a Papa Francisco beatificación de un samurái

La Conferencia Episcopal Japonesa presentó al Vaticano un expediente de 400 hojas y espera verlo convertido en beato en 2015.

24horas.cl Tvn

Jueves 13 de febrero de 2014

Una inédita petición de beatificación le ha llegado al Papa Francisco en los últimos tiempos: nada más y nada menos que del llamado "samurái de Cristo".

Su nombre es Takayama Ukon, un noble que prefirió renunciar a sus bienes, vivir en la pobreza, para ser desterrado después.

Nacido en 1552 -tres años después de la llegada a Extremo Oriente del misionero jesuita San Francisco Javier, considerado el introductor del catolicismo en el País del Sol Naciente-, Takayama fue bautizado con el nombre de Justo a los 12 años, luego que su padre se convirtiera a la fe católica.

El portal Infobae hace referencia a un artículo del sitio Religión en Libertad que asegura que Takayama "dirigió ejércitos, pero intentó limitar la pérdida de vidas, se trató con los más poderosos, pero se mantuvo siempre independiente a las presiones y fiel a su conciencia. Fue un señor feudal, que prefirió abandonar su feudo a abandonar a su señor".

La canonización es promovida por la Compañía de Jesús, orden de larga tradición misionera de Asia y la que perteneció Jorge Bergoglio antes de convertirse en Papa.

Si la Congregación para las Causas de los Santos aprueba la causa de beatificación, Takayama podría convertirse en santo, además de mártir por las circunstancias que rodearon a su muerte, en el exilio a causa de la enfermedad.

El postulador general de la Compañía de Jesús, el sacerdote Anton Witwer, dijo que el samurái "murió en el exilio a causa de la debilidad causada por los maltratos que sufrió en su tierra natal". Además, explicó que si se aprueba como mártir, no necesitaría una milagro para ser beatificado.

En 1587, cuando Takayama tenía 35 años, el 'shogun' Hideyoshi ganó las luchas internas en el país nipón y se convirtió en canciller, quería un país unido y absolutamente bajo su mando, por lo que inició una persecución contra los cristianos, expulsando misioneros y forzando a los católicos japoneses a abandonar la fe.

Como Takayama Ukon no quiso luchar contra otros cristianos, tuvo que resignarse además a una vida pobre, dado que el samurái que no obedecía a su señor, lo perdía todo.

La Conferencia Episcopal Japonesa presentó al Vaticano un expediente de 400 páginas para la beatificación de Takayama el año pasado y ahora querría verlo beatificado en 2015, cuando se cumplirán los 400 años de su muerte en Filipinas.

Foto: Reproducción