Louise Porton, de 23 años, asesinó el año pasado a sus hijas de uno y tres años, y en los últimos días recibió la condena por el brutal crimen, según relató The Guardian.
La joven asfixió a cada una, con 18 días de diferencia: primero mató a la más grande el 15 de enero de 2018 para luego quitarle la vida a la pequeña de un año y medio, a principios de febrero.
Desde la funeraria aseguraron haberla escuchado riendo; jamás se le vio afectada por haber perdido a sus dos bebés, que, hasta ese entonces, sólo se sabía que habían tenido obstrucción deliberada de sus vías respiratorias.
A la semana de la muerte de las niñas, Porton comenzó a aceptar solicitudes de amistad de hombres en una aplicación de cita. “Se interpusieron en su camino para hacer lo que ella quería, cuando quería y con quién quería”, aseguró uno de los fiscales del caso.
Según la investigación que se llevó a cabo, una de las niñas ya había sido internada en dos ocasiones anteriores con graves afecciones respiratorias, por lo que a jueza del caso aseguró en el juicio: “No me queda ninguna duda de que retrasó llamar a una ambulancia hasta que estuvo segura de que estaba muerta y no podía ser resucitada”. Scarlett “tenía signos de obstrucción previa de las vías respiratorias”.
Por su parte, Porton aseguró que era inocente: “Mis hijas nunca fueron un inconveniente para mí y acomodé mi estilo de vida a su alrededor. Todavía no sé cómo murieron mis hijas o qué lo causó”.
El padre de las niñas, Chris Draper, aseguró estar "roto" y agregó: "Me siento y pienso, día y noche, y no puedo entender por qué se llevaron a mis dos hijas; porque Louise hizo esto. Tal vez si los servicios sociales me hubieran escuchado, mis chicas todavía estarían vivas hoy”.
Porton habría dedicado el año pasado una foto de sus niñas, asegurando que nunca serían olvidadas "los ángeles de mami", fingiendo inocencia, sin embargo, la justicia dio con pruebas que la harían culpable del brutal cirmen.