Sin duda el último viaje de Evo Morales ha sido el más complejo diplomáticamente.
Luego de que el avión del mandatario fuera retenido en Austria, para ser revisado ante la sospecha de que pudiera esconder al ex analista de la CIA Edward Snowden, las protestas en Bolivia se hicieron sentir.
Lo que siguió a la revisión del avión fue la "inexplicable" suspención de los permisos por parte de Francia y Portugal, países que decidieron cancelar a última hora y en pleno vuelo la autorización para que el avión presidencial opere, como estaba previsto, el plan de retorno de Moscú.
La "afrenta" ocasionada por los países europeos al presidente Morales repercutió en la ciudadanía boliviana y varios mostraron su repudio frente a la embajada de Francia, quemando banderas y colocando pancartas frente a lo que llaman una decisión "vergonzosa".