Colombia rechazó el pacto alcanzado entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para poner fin a 52 años de conflicto armado.
En una ajustada votación, la opción del "No" se impuso por 50,24% de los apoyos, frente al 49,75% del Sí, con el 99% del escrutinio. La jornada transcurrió sin incidentes destacados y estuvo marcada por una alta abstención de más del 60%.
Los opositores al acuerdo de paz, cuya figura más visible es el senador y antiguo mandatario Álvaro Uribe, consideran que los jefes guerrilleros deben ir a la cárcel y pagar por los crímenes cometidos, asimismo, consideran que no deben tener la posibilidad de ocupar cargos de elección popular, como el acuerdo propone.
Los partidarios del "No" proponen una renegociación de lo pactado, modificando los elementos que no les convencen y elaborando un nuevo acuerdo que repare a las víctimas y no dé impunidad a los guerrilleros. Esta posibilidad está contemplada en la sentencia de la Corte Constitucional.
Pero el presidente Santos ha señalado en más de una ocasión que no existe Plan B para el "No".
"Si el plebiscito no se aprueba volvemos a la guerra, así de sencillo, no es que vamos a volver a la mesa de negociación, volvemos a la guerra", señaló el mandatario durante el Foro Económico Mundial en Medellín celebrado en junio.
El rechazo al pacto activará un protocolo para que las FARC vuelva a sus campamentos.
Otras figuras claves también advirtieron de las consecuencias que tendría dar la espalda a los acuerdos.
Humberto de la Calle, jefe del equipo de gobierno que negoció con la guerrilla, señaló a BBC que de ganar el No, "se acabó el proceso de paz". Mientras que el general Alberto Mejía señaló en septiembre que de rechazarse el acuerdo, "nos corresponde ir haciendo el trabajo de perseguir el crimen y el delito".