Fue azotada, recibió cargas eléctricas y sufrió abuso psicológico. Esas son algunas de las sesiones de tortura a las que fue sometida la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, durante el régimen militar que dirigió el país entre 1964 y 1985.
Según un relato inédito divulgado por la prensa, la mandataria, que militó en tres organizaciones clandestinas contra la dictadura, reveló el tormento al que fue sometida mientras permanecía detenida por la dictadura.
De acuerdo a la información difundida por el diario Estado de Minas, la presidenta indicó que "al inicio no había una rutina. No se distinguía si era de día o de noche. El interrogatorio comenzaba. Generalmente lo usual era con un choque (...) ganando intensidad, con sesiones de 'pau de arara' (palo del loro), lo que la gente no aguanta mucho tiempo".
Además del llamado "palo del loro", que consiste en colgar a la persona con las manos y pies atados en un palo horizontal, Rousseff sufrió golpes con una "palmeta", un instrumento con el que se solía castigar a los esclavos.
"Muchas veces también usaban palmeta; usaban contra mí mucha palmeta. En Sao Paulo usaron poco ese método. Al final, cuando estaba por salir (de la reclusión), comenzó una rutina. En el inicio, no tenía hora. Era de día y de noche. Adelgacé mucho, pues no me alimentaba bien", describió la actual presidenta de Brasil.
Durante los tres años que permaneció detenida, en Río de Janeiro, Sao Paulo y Belo Horizonte, Dilma encaró "la muerte y la soledad". Además, recibió fuertes golpes que le desfiguraron el rostro y perdió una pieza dental durante las sesiones de tortura.
Las declaraciones, según medios locales, fueron entregadas a la Comisión de la Verdad que investiga las violaciones a los Derechos Humanos cometidos durante la dictadura en Brasil.