Cuando ocurre un ataque terrorista, su teléfono es el primero que marcan la CIA, el FBI e, incluso, la Casa Blanca.
Así presenta El Mundo a Rita Katz, la mujer espía más temida por el Estado Islámico y los grupos terroristas más peligrosos del mundo.
De su vida personal se sabe poco. Sólo que tiene 53 años, es madre, esposa y vive en algún lugar de Estados Unidos. Sin embargo, su capacidad para infiltrarse donde los terroristas no quieren que llegue la ha llevado a ser reconocida como una de las agentes de inteligencia más capacitada del mundo.
El año 2002 fundó la agencia privada de inteligencia SITE Intel Group (Search for International Terrorista Entities) como un instituto de investigación en terrorismo islamista, para luego convertirla en "la organización no gubernamental antiterrorista líder en el mundo", según sus propias apreciaciones.
Para Katz, la clave de su éxito radica en que sus espías nacen, no se hacen. Esto porque son nativos de países árabes, manejan el idioma y entienden la cultura. Esto los convierte en uno más a la hora de infiltrarse, incluso, en Internet.
De Mata Hari a espía
Sus primeros "trabajos" comenzaron cuando participaba en pequeños chats de una mezquita y se hacía pasar por uno de sus fieles musulmanes.
De religión judía, Katz vestía un burka y simulaba un embarazo para ingresar con una grabadora adosada a su vientre a eventos de una fundación islamista, en donde descubrió que los 50 dólares que donaba al mes a la Fundación Tierra Santa para el Auxilio y el Desarrollo, que apadribana al hijo de un terrorista suicida, en realidad terminaban financiando la lucha organizada terrorista Hamas.
Pero fue desde pequeña que presentó habilidades para infiltrarse.
Cuando aún era una niña, ella, su madre y sus tres hermanos, huyeron desde su natal Irak escapando de la policía secreta de Sadam Husein, la cual un poco más de un años antes había asesinado a su padre junto a otros ocho judíos, acusados todos de espionaje.
Una vez que llegó a Estados Unidos y se hizo conocida por su autobiografía, publicada de forma anónima en 2003, comenzó su carrera de cazaterroristas.
Sin embargo, esto le valió de varios enemigos y de perder su seguridad en la clandestinidad, ya que sus detractores se vengaron de ella por dar nombres en una entrevista con la cadena CBS y revelaron su verdadera identidad.
Con esto pensaron que la destruirían, pero Katz continúa trabajando de espía, infiltrándose en Internet para dar con el paradero de terroristas.
Foto: Reproducción/El Mundo