Se dice que el que canta, reza dos veces.
Así lo entienden al menos en Sudáfrica, donde este domingo despidieron al líder mundial, Nelson Mandela, en una profunda adoración.
Desde la muerte de "Madiba", son miles las personas que llegan a diario a los lugares donde vivió el Premio Nobel de la Paz para pedir por su eterno descanso.
Su deceso se ha transformado en un homenaje al color y no por las multitudinarias ofrendas flores en su honor, sino por haber dejado atrás la separación entre blancos y negros.