El tifón “Pablo” azotó Filipinas con vientos de hasta 195 Kilómetros por hora, dejando al menos 43 personas muertas o desaparecidas, y miles de familias desplazadas de sus viviendas.
“Pablo” es el tifón más fuerte en azotar Filipinas este año, dejando casi arrasada la isla sureña de Mindanao. La tormenta destruyó hogares, árboles, levantó techos y derribó redes de energía y comunicación.
La funcionaria del área de Desastres, Liza Mazo, dijo que se esperaba descubrir más víctimas, mientras los equipos de búsqueda y rescate rastreaban la zona
La tasa relativamente baja de muertos se debió, en parte, a una evacuación temprana. Más de 155.000 personas fueron trasladadas a refugios temporales.
Unos 150 vuelos fueron suspendidos y miles de personas se quedaron atrapadas en los puertos tras la orden de la guardia costera de que el servicio de transbordadores permanezca parado hasta nuevo aviso. Según Defensa Civil, hay cortes del servicio eléctrico en zonas de Surigao del Norte y del Sur y Agusan del Norte.
Las abundantes lluvias afectaron al tránsito en la red de carreteras de Mindanao. Las Fuerzas Armadas tienen preparados varios destacamentos para participar en tareas de rescate o asistencia humanitaria en caso de necesidad.
Cerca de 20 tifones impactan Filipinas cada año, con frecuencia causando numerosas muertes y destrucción. En el 2011, el tifón Washi provocó la muerte de 1.500 personas en Mindanao.
