Una mujer con antecedentes de violencia doméstica contra su esposo es la primera persona en Uruguay que desde esta semana deberá llevar una tobillera electrónica para evitar acercarse a su cónyuge y prevenir eventuales agresiones.
El caso se suma a otros cuatro en los que las tobilleras fueron colocadas a hombres para evitar que se acerquen a sus ex parejas.
La medida forma parte de un plan piloto que realiza la justicia charrúa, impulsado de manera conjunta con el Ministerio del Interior, para hacer cumplir el alejamiento obligatorio de un potencial agresor de su víctima.
La identidad de la mujer a la que se le colocó la tobillera electrónica se mantiene en reserva por disposición del tribunal que llevó el caso y solo se reveló que el plan piloto "por ahora" abarca únicamente Montevideo, donde reside la mitad de los 3.3 millones de habitantes de ese país.
El sistema consiste en la colocación de una tobillera electrónica y un rastreador al o la victimaria, mientras que a la víctima se le entrega una suerte de "teléfono portátil" para que pueda dar aviso a la policía en caso de que el agresor o agresora se acerque a una distancia inferior a los mil metros.
En caso de que se desconozca la zona de exclusión dispuesta por la justicia, que suele ser de 300 metros, se encienden las alarmas y la policía recibe un aviso electrónico para intervenir de forma inmediata.