El insólito y reprochable actuar de una trabajadora de la salud de Ingleterra ha dado la vuelta al mundo, el cual fue condenado el jueves por un tribunal. Fue en enero pasado cuando Ayesha Basharat, de 23 años, tomó la tarjeta de una paciente recién fallecida y la utilizó en una máquina expendedora del hospital.
Según indicó la policía británica, la imputada tomó la tarjeta y la usó 17 minutos después del deceso de la paciente. Basharat empleó la tarjeta siete veces para comprar papas fritas, dulces y bebidas, mediante la modalidad contactless, por lo que no se requería introducir clave.
No conforme, días después intentó utilizarla nuevamente, pero el plástico ya había sido bloqueado.
La mujer fue detenida en el hospital, con posesión de la tarjeta sustraída. En primera instancia, Basharat afirmó que la encontró y que luego, al momento de pagar, la confundió con la suya. Ello, pese a que tenían diferente color. Posteriormente, admitió el robo y fraude.
Un tribunal de Birmingham declaró a la trabajadora culpable de robo y fraude: recibió dos condenas de cárcel efectiva de cinco meses, las cuales deben ejecutarse simultáneamente.
"Esto fue un abuso de confianza abominable y angustioso para la familia de la víctima (...) Tenían que llegar a un acuerdo con la muerte de un ser querido de COVID cuando descubrieron que faltaba la tarjeta bancaria, y luego, por supuesto, se dieron cuenta de que la tarjeta se la había llevado alguien que debería haber estado cuidando de ella", indicó el oficial investigador Andrew Snowdon, del Departamento de Investigación Criminal de la policía.
Basharat used the card just 17 mins after the patient's recorded time of death to make six £1 purchases using a contactless touch pad.
— West Midlands Police (@WMPolice) June 10, 2021
We arrested her on duty a few days later.
She admitted theft and fraud. Given suspended jail terms in court yesterday. pic.twitter.com/EjpkDVZUwZ