Una rata habría causado el cortocircuito que la semana pasada afectó a la central nuclear japonesa de Fukushima.
Es la explicación más sencilla -e insólita- que ha encontrado Tokyo Electric Power (TEPCO), operador de la central, para zanjar el incidente que detuvo los sistemas de refrigeración de la planta y volvió a levantar temores en el país oriental, que vive de sobresalto en sobresalto desde el terremoto y tsunami de hace dos años.
Según TEPCO, operarios de la central encontraron una rata muerta y evidencias de marcas de quemaduras en el cuadro eléctrico afectado, que dota de energía a los sistemas de refrigeración de las piscinas de combustible gastado de los reactores 3 y 4.
A causa del cortocircuito, los sistemas de refrigeración que enfrían el combustible de las unidades dañadas durante el tsunami de 2011, estuvieron detenidos, lo que activó la preocupación por el aumento de la temperatura de las piscinas.
"Nos llevará bastantes días hasta que la temperatura vuelva a normalizarse", aseguró el portavoz de TEPCO, Masayuki Ono, que confirmó que no habían previsto medidas para evitar que pequeños roedores o animales puedan acceder al panel eléctrico.
A pesar del incidente, la temperatura de las piscinas de combustible gastado se mantuvo en todo momento en niveles seguros y no se detectó un aumento de la radiación en el entorno de la central, según la compañía.
El Gobierno japonés y TEPCO declararon a mediados de diciembre de 2011 que los tres reactores dañados se encuentran en estado de "parada fría", con temperaturas por debajo de los 100 grados centígrados.
A dos años de desatarse la crisis nuclear, cerca de 3.500 empleados continúan trabajando en la planta para poder retirar el combustible dañado y desmantelar las unidades afectadas, un proceso que, según los expertos, puede llevar unas cuatro décadas.