Click acá para ir directamente al contenido

Venezuela espera resultado electoral en ambiente de alta tensión

Tanto el comando del candidato oficialista Nicolás Maduro como el del opositor Henrique Capriles cantaron victoria y prometían defender el resultado hasta sus últimas consecuencias.

Erwin Acevedo

Domingo 14 de abril de 2013

Las elecciones presidenciales en Venezuela entraron en un tenso compás de espera el domingo luego de que el candidato opositor denunció un plan para cambiar los resultados, en una votación que decidirá si el país mantiene el legado socialista de Hugo Chávez o cambia radicalmente su rumbo.

Tanto el comando del candidato oficialista Nicolás Maduro como el del opositor Henrique Capriles cantaron victoria y prometían defender el resultado hasta sus últimas consecuencias, en un ambiente muy sensible por la reciente muerte del líder bolivariano.

Aunque la campaña fue de alto voltaje, con denuncias de irregularidades por parte de ambos bandos, la jornada de votación transcurrió en relativa calma hasta que Capriles sacudió al país con su denuncia.

"Alertamos al país y al mundo la intención de querer cambiar la voluntad expresada por el Pueblo!", aseguró en un mensaje en la red social que fue confirmado por su equipo de campaña.

El jefe del comando de oficialista calificó el mensaje de su adversario de "irresponsable", llamó a la calma y pidió a sus seguidores congregarse en el palacio presidencial de Miraflores.

"Vamos a defender el resultado, lo vamos a defender con las armas que nos proporciona la Constitución y las leyes de la República, pero principalmente con la presencia pacifica del pueblo en la calle", dijo Jorge Rodríguez, alcalde de Caracas.

A los pocos minutos, el secretario de la coalición opositora acusó a Rodríguez de tratar de engañar a su gente y al país.

"Nosotros sabemos perfectamente lo que ha ocurrido, y ellos lo saben", aseveró Ramón Aveledo en conferencia de prensa, quien también acusó a sus rivales de "irresponsables" por convocar a sus partidarios a la calle.

EL HEREDERO VS EL ASPIRANTE

Sin el carisma ni la oratoria de su mentor, Maduro invocó con fervor religioso al "Comandante Supremo" con la promesa de prolongar hasta 2019 su "revolución socialista" y los ingentes programas asistenciales que fueron pilar de la popularidad del fallecido mandatario.

Con sus nietos en brazos, el corpulento presidente encargado votó con una mano pegada al corazón y mirando al cielo.

"Mi vida la hice en los últimos 21 años alrededor del sueño de un hombre, de un gigante, y hoy cuando amaneció, amanecí con él, con su pensamiento, con su canto, con su obra y jamás pensé que iba a estar aquí. Pero estoy pues, estoy y batallando con un pueblo que está batallando en democracia", dijo Maduro.

"Yo voy a ser presidente de la República por los próximos seis años", aseguró el presidente encargado de 50 años, a quien sus enemigos acusaron de abusar de la imagen de su fallecido maestro para ganar votos.

Capriles, un joven abogado soltero nacido en el seno de una familia acomodada, volvió a prometer un camino de apertura económica sin dejar de lado el acento social, acabar con décadas de corrupción endémica y reconciliar al dividido país.

"Nosotros somos respetuosos y respetaremos la voluntad del pueblo, lo que el pueblo diga es sagrado", dijo Capriles a la prensa después de sufragar ante la mirada de sus padres.

"Hoy el voto no solamente significa elegir un presidente, sino es con nuestro voto (que vamos a) derrotar a la violencia", agregó el gobernador del estado de Miranda, quien fue derrotado hace apenas seis meses por Chávez en las presidenciales pese a que obtuvo el mejor resultado de la oposición en 14 años.

La cruzada socialista benefició a millones de venezolanos, que se vieron reivindicados en el combativo discurso de justicia social de Chávez, quien destinó multimillonarios recursos de la ingente renta petrolera para financiar sus "misiones" sociales en vivienda, alimentación y salud.

"Hoy cuando votemos y salga el nombre de Nicolás Maduro, miremos al cielo y digamos: 'misión cumplida comandante'", dijo el ama de casa Melba Salas, desde la ciudad natal de Chávez, Barinas, muy temprano en la mañana mientras en el resto del país cohetazos y la tradicional diana invitaban a votar.

Pero su agresiva retórica socialista también cosechó la aversión de las clases medias y altas, que rechazan las políticas de control económico, la inacción ante la extendida criminalidad y las recurrentes fallas en los servicios públicos.

"El país está vuelto un desastre, necesitamos una salida (...) ya es hora de olvidarnos de Chávez, con todo respeto por su alma. Es hora de crear una nueva Venezuela fuera de su sombra. Maduro es una pobre imitación de él", dijo Alberto Gómez, de 55 años, dueño de una panadería.

ALTA AFLUENCIA

Las autoridades reportaron que la afluencia podría rondar el récord del pasado octubre, cuando un 80 por ciento de los 18,9 millones de votantes acudieron a las urnas en los últimos comicios de Chávez, en un ambiente de relativa tranquilidad.

El comando oficialista denunció en la tarde que las cuentas de Twitter de Maduro y otros miembros del partido socialista fueron saboteadas y enviaron mensajes obscenos, lo que asociaron a un plan de sus adversarios para desestabilizar los comicios.

Además, las autoridades anunciaron la detención de medio centenar de personas por aislados enfrentamientos entre chavistas y opositores, así como por diferentes delitos electorales, como la usurpación de identidad y la destrucción del comprobante del voto.

Todo el continente sigue de cerca la transición política del país con las mayores reservas de crudo del mundo, especialmente los países aliados de Chávez cuyos beneficiosos acuerdos por los que reciben petróleo en condiciones ventajosas están en vilo.

Quien gane el domingo hereda unas finanzas muy dependientes de los precios del petróleo, una inflación galopante y un sector privado mermado por los controles de cambio y de precios.

Ambos candidatos prometieron atacar la delincuencia, asegurar el abastecimiento de alimentos, mejorar la eficiencia del Estado y continuar con los programas sociales de Chávez.

Los dos bandos han jurado que respetarán la decisión que emane de las urnas, pero han pedido a sus seguidores estar alerta ante las posibilidades de fraude, a pesar de que observadores internacionales han avalado como limpias a elecciones de octubre.

Un resultado cerrado podría avivar la tensión en unos comicios donde las pasiones encontradas por el fallecimiento del mandatario pesaron más que las propuestas concretas para resolver las acuciantes problemas de la nación sudamericana.

Agencia Reuters