El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, advirtió este jueves a sus opositores que fallarán en un intento por sacarlo del poder y terminar con 17 años de gobierno socialista en la nación miembro de la OPEP.
Durante un acto transmitido por el canal de televisión estatal, el mandatario, de 53 años, se burló de sus adversarios políticos y los tildó de divididos y corruptos. Maduro insistió en que él es el hombre para dirigir a Venezuela, que enfrenta una severa crisis económica.
"Estamos aquí para trabajar imperturbables en los grandes objetivos de la recuperación económica", dijo en una reunión con empresarios y funcionarios gubernamentales de alto nivel. "Y de allí no me sacarán, ni no deben sacar a ninguno", agregó.
Sus críticos culpan a Maduro por la profunda recesión en Venezuela, la inflación de tres dígitos y la escasez de bienes de consumo masivo, afirmando que el mandatario ha continuado con las políticas estatistas de su antecesor, Hugo Chávez, en momentos en que el país requiere de reformas.
Maduro sostiene que el colapso de los precios internacionales del petróleo, la principal fuente de ingresos del país, ha profundizado los problemas de Venezuela.
El precio de la cesta petrolera venezolana está cerca de 31 dólares por barril, dijo Maduro, y los ingresos son muy bajos en comparación a los obtenidos cuando el crudo cotizaba a 100 dólares por barril.
Ante la inquietud de inversionistas sobre la capacidad de Venezuela para pagar sus obligaciones de deuda externa más adelante este año, Maduro reiteró que el país petrolero busca asistencia financiera con China, como lo señaló su vicepresidente de Economía.
"Se ha hecho un gran acuerdo con China", dijo el mandatario, sin ofrecer más detalles. Pekín ha prestado unos 50.000 millones de dólares a Venezuela desde 2007, un compromiso que el país paga con envíos de petróleo.
Fuente y foto: Reuters