En la plaza Alfredo Sadel, en el este de Caracas, una zona de mayoría opositora, Guaidó habló ante unas 2.000 personas, una floja asistencia frente a las multitudinarias marchas que lideró en semanas pasadas en su pugna por el poder con Maduro.
En su discurso, Guaidó anunció que pidió a su representante en Estados Unidos "restablecer relaciones" con el Comando Sur estadounidense, cuyo jefe, el almirante Craig Faller, se puso a la orden para discutir un "apoyo" a jefes militares que den la espalda a Maduro.
Washington, principal valedor de Guaidó, mantiene una política de sanciones para presionar al líder socialista y dice no descartar una opción militar.
Pero una intervención extranjera podrá concretarse solo "cuando los aliados estén dispuestos a dar ese tipo de ayuda, y que esa sea la última opción, o la única que reste a los venezolanos", dijo Guaidó a la televisión pública portuguesa RTP.
Venezuela reabrió el viernes sus fronteras con Brasil y Aruba, cerradas desde febrero para impedir una operación ideada por Guaidó para ingresar ayuda humanitaria desde países vecinos. Mantiene cerradas sus fronteras con Colombia y las islas de Curazao y Bonaire.