"Quisiéramos lograr cruzar al otro lado para sacar a nuestras familias adelante".
Bajo esa premisa, miles de migrantes han intentado cruzar la frontera hacia Estados Unidos durante los últimos años.
Sin embargo, la barrera fronteriza que impide el paso de estas personas provenientes de países como Honduras, Guatemala y El Salvador, podría ser reforzada dentro de poco tiempo si se concreta la idea del presidente Donald Trump de construir un extenso muro que divida México de la potencia norteamericana.
Lo cierto es que actualmente la valla, de forma parcial, ya existe, y está ferreamente resguardada por la policía estadounidense. La valla fue construida en 1994 por el gobierno del entonces presidente George Bush, y cada año detienen a más de 300 mil personas que intentan cruzar ilegalmente.
Tijuana es el punto número uno de deportaciones en México. Laura Garciandía, periodista que vive en la Ciudad de México, ha basado su trabajo en el triángulo norte de América: "Tenemos que saber que el negocio de los coyotes y los polleros es del narco. El negocio del traspaso de la frontera es totalmente de ellos".
Antes, los migrantes cruzabaan de forma clandestina, pero todo cambió cuando una caravana salió desde Honduras. En el camino se sumó gente de Guatemala y El Salvador con un solo fin: Ingresar a Estados Unidos.
A kilómetros del centro de Tijuana, se encuentra la Casa del Migrante. Valeria Ruiz Griego, vocera de esta entidad, establece que "uno de los problemas más grandes fue la respuesta inmediata de la comunidad. Vimos un fenómeno jamás observado. Vimos una recepción negativa por un pequeño porcentaje que por varios días nos preocupó".
Dada esta situación, cabe plantearse la pregunta: ¿De dónde surgen las esperanzas de ingresar hasta Estados Unidos? ¿Qué lleva a tanta gente a marchar tantos kilómetros?
"La Constitución de EEUU dice que cualquier persona que traspase la frontera pidiendo un asilo, se le tiene que dar un seguimiento y se le tiene que atender", señala Garciandía. Sin embargo, el deseo de Trump pretende frustrar estas aspiraciones.
Las esperanzas de estas personas "giran en torno a tres razones. Pobreza, violencia y falta de oportunidades", sostiene por su parte Ruiz Griego.
Lo cierto es que México, hasta el momento, ha otorgado visas humanitarias que permitieron a varios permanecer y establecerse en el país, buscando oportunidades.