Hace exactos seis meses ocurrió en Turquía uno de los crímenes más violentos que se recuerden en el último tiempo y que tuvo como escenario el Consulado saudí en Estambul. La víctima, el prestigioso periodista Jamal Khashoggi, entonces columnista del Washington Post y quien había acudido a esta sede diplomática a solicitar documentos para casarse. El periodista Anwar Farrán, viajó a Turquía y durante una semana reconstruyó esta historia que da vida al segundo capítulo de nuestra serie Zona Cero.
Khashoggi se autoimpuso el exilio en 2007 porque sus escritos no eran del gusto del régimen, puesto que Arabia Saudita es un país hermético, con una libertad de expresión casi inexistente. Con ello, el periodista se marchó, porque sabía que su postura contraria al recién asumido Príncipe Saudí Mohamed bin Salmán le traería problemas. Pocos se imaginaron qué tan severos.
Ese año, el comunicador se erradicó en Estados Unidos y desde ya comenzó a escribir para el Washington Post. Tras publicar sus columnas sobre la crisis humanitaria en Yemen, le costó la definitiva enemistad del Príncipe, a quien se le acusa de ser el autor intelectual del crimen.
En Estados Unidos y varios países del mundo, Jamal Kashoggi siguió ofreciendo charlas y escribiendo sus artículos. Fue en una de las tantas conferencias, donde conoció a su prometida, la estudiante de posgrado y nacionalidad turca Hatice Cengiz. Con ella viajaría hasta el consulado saudí en Estambul.
Apenas se supo que un grupo que el 2 de octubre Khashoggi estaría en el consulado, un grupo de 15 personas viajó por el día y con la orden de matar al periodista opositor. La mayoría de los sujetos se alojó en un hotel a 15 kilómetros de la zona que habitualmente recorren los turistas.
"Si no regreso en dos horas, llama a mis amigos", dijo el comunicador a su prometida, que se quedó esperando en la puerta, mientras a pocos metros a Jamal lo descuartizaban.
La inteligencia turca asegura que los responsables incluso escuchaban música mientras desmembraban al periodista con una sierra. El hombre que estaba al mando era médico. Arabia Saudita negó el crimen durante 17 días, pero finalmente la presión internacional pudo más.
Tras el crimen, uno de los sujetos se puso la ropa aún tibia de la víctima, y en un plan casi infantil se disfrazó del periodista para tratar de confundir a los servicios de inteligencia. Así lo captaron las cámaras de seguridad saliendo del consulado. Después, lo grabaron en otros puntos de Estambul.
Posteriormente, consumar el asesinato, los implicados regresaron ese mismo día hasta Riyadh. Hasta ahora hay 11 personas procesadas por este crimen, sin embargo, nadie ha podido probar la responsabilidad del Príncipe. Riyadh ha cambiado su versión: primero negó la muerte del profesional y luego argumentaron que el hombre falleció en una pelea al interior del consulado. Más tarde, lo atribuyeron a un estrangulamiento. Hasta ahora, el juicio lo lleva Arabia Saudita, pero con tal hermetismo que la ONU pidió mayor transparencia en el proceso.
Kashoggi fue escogido por la revista Time como uno de los personajes de 2018.