Corría el año 2009 y Tomás González había cumplido una destacada actuación en el Mundial de Alemania. Y cómo no, tras una serie de buenos resultados, la meta era una: Conseguir una medalla en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
En una idea que nació como un broma, y ante la falta de apoyo económico, se le sugirió al atleta nacional que acudiera al multimillonario Leonardo Farkas, conocido por participar en varias obras de beneficios, donando grandes sumas de dinero.
Y Tomás lo hizo: Fue a oficinas del excéntrico multimillonario y le expuso su realidad. ¿El resultado? Farkas compró todos los implementos necesarios para la preparación del deportista, armando un gimnasio de lujo en el Club Manquehue, en una inversión que alcanzó los $80 millones.
La nueva relación que se generó entre ambos quedó plasmada en Twitter, cuando a través de su cuenta oficial, el número uno nacional escribió: “@leonardofarkas estare siempre muy agradecido por haberme ayudado a realizar mi gran sueño. Mil gracias!!”
Ahora es cosa de esperar que González pueda cumplir su sueño, el de Farkas y de millones de chilenos: Colgarse una presea en la principal fiesta del deporte mundial.