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"Niño del casco" cumple su sueño

Abel fue conocido en Rancagua por usar un casco de bicicleta para proteger su cabeza tras perder parte de su cráneo en un accidente . El pequeño fue operado y volvió a clases.

Jorge Miranda

Martes 12 de junio de 2012

La vida del pequeño Abel Moreno cambió para siempre cuando tenía sólo 26 días de nacido, un automóvil atropelló a su madre y a su tía que lo cargaba en sus brazos.

Sus posibilidades de vivir eran mínimas, tuvo pérdida de masa encefálica. Pero este niño que no se cansa de sonreír se aferró a la vida, su abuela lo atribuye a un milagro y decidió luchar incansablemente para sacarlo adelante.

En noviembre del año 2011  TVN Red O'Higgins lo conoció usando un casco, habían transcurrido catorce años del accidente y aún esperaba una malla de titanio para proteger su cabeza.

Una costosa intervención quirúrgica que finalmente se pudo concretar gracias a la solidaridad. La operación resultó todo un éxito, Abel fue dado de alta en el mes de marzo y su evolución ha sido tan evidente que ya incluso olvidó su silla de rueda.

"Es una tremenda alegría de haberse sacado ese casco que en el verano le molestaba mucho con el calor, transpiraba y todo el día tenía que usarlo, y ahora ya no. Ahora ya está feliz sin su casco", cuenta su abuela, Rosa Mejías.

Reconocen que ha sido como comenzar una nueva vida, de hecho él nunca pudo asistir al colegio con normalidad. Muy pronto cumplirá los quince y no ha podido completar el primero básico, "el necesita un colegio donde se le mire como todos los niños iguales, que tenga el mismo respeto de todos", señala la abuela.

Con un notebook de regalo, el alcalde de Rancagua, Eduardo Soto, visitó al pequeño Abel para contarle que va a volver al colegio y que recibirá una vivienda para salir del campamento donde vive con su abuela.

"Vamos a darle la seguridad que va a volver a estudiar, que va ser tratado como uno igual, y que vamos a estar preocupados de todas sus carencias que podamos atender”, explica el edil de Rancagua.

Finalmente Abel pudo cumplir su sueño de estudiar y "poder hacer tareas" como él pedía. En el Colegio Alberto Blest Gana fue recibido con los brazos abiertos por sus compañeros, muchos de los cuales conocían su historia.