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Así cayeron los detectives de la PDI

Una supuesta redada contra el narcotráfico dejó al descubierto una extensa red corrupta de funcionarios policiales.

Javiera Salinas

Miércoles 17 de octubre de 2012

Cerca de la medianoche del 21 de marzo de este año, los subcomisarios de la Policía de Investigaciones (PDI) Godfrey Gamboa y José Márquez Areyuna informaron al fiscal de turno que poco antes de las 22 horas recibieron una llamada anónima desde el penal de Colina II que alertaba de una entrega de droga en una población de Pudahuel.

Con esa supuesta información, los detectives llegaron en dos carros policiales a la dirección indicada y se dispusieron a hacer un control de identidad en la vía pública a dos personas que en ese momento hacían una transacción.

Entonces, según lo informado en el parte Nº985, uno de los sujetos -identificado como Víctor Reyes- comenzó a golpear a los policías, momento que aprovechó el segundo individuo, de identidad desconocida, para darse a la fuga en un vehículo cuya marca, color y modelo los policías no tuvieron tiempo de apreciar.

Uno de los carros policiales habría iniciado la persecución del fugado, pero regresó al poco tiempo al no poder dar alcance al vehículo huido. Por ello, según indicaron, en la vía pública y frente a una casa, los policías procedieron al uso de la "fuerza racional" para inmovilizar a Reyes y contener verbalmente a una mujer embarazada que llamaba a gritos a otras personas que estaban dentro de la casa.

Aprovechando esa situación de desorden, la mujer embarazada -identificada como Paula Gamboa- sacó un cuchillo y apuñaló en cuatro oportunidades al detective Fabián Arévalo. En el registro posterior de la vivienda se halló marihuana y pasta base de cocaína.

Al día siguiente de ocurridos los hechos, el jefe de la Bicrim Pudahuel, subprefecto Denise Williams, informó a la prensa que el policía herido hacía labores de "infiltrado" (figura que no existe en nuestro ordenamiento jurídico) y que la institución presentaría una querella por homicidio frustrado para dar "una fuerte señal a los delincuentes que no pueden atacar a funcionarios de la PDI".

INFORMACIÓN FALSA

Tras pasar cuatro meses en prisión preventiva, la defensa de Paula Gamboa -encabezada por el defensor público Cristian Mardones- pidió la sustitución de la prisión preventiva por arresto domiciliario. En un hecho inédito, por tratarse de un cargo tan grave como homicidio frustrado contra un funcionario policial, la Fiscalía no se opuso y el tribunal en el mes de julio accedió a la petición de la defensa decretando su libertad.

Ahí empezó a quedar claro que había muchas incongruencias que la Fiscalía había detectado previamente, mediante la intercepción telefónica a las conversaciones de los policías.

Desde ese momento, los detectives comenzaron a estar bajo sospecha.

Funcionarios investigan red de corrupción

 

Lo primero en comprobarse fue que nunca existió la llamada anónima que supuestamente se había hecho desde Colina II. Asimismo, la información de la existencia de la droga en el domicilio de Gamboa había sido proporcionada por otra mujer que, momentos antes de los hechos, había sido ilegalmente detenida por los policías y coaccionada bajo amenaza de meterla presa junto a su familia para que "marcara" un domicilio donde hubiese droga.

También se estableció que el procedimiento no se llevó a cabo en la vía pública, sino dentro de la casa, a la cual entraron los policías sin orden judicial y que nunca existió el vehículo que se dio a la fuga donde supuestamente iba un comprador de drogas.

Según testigos, víctimas y las diligencias ordenadas por la Fiscalía, algunas de ellas a instancias de la defensa, lo que ocurrió fue que los policías irrumpieron violentamente al interior del domicilio preguntando dónde estaba la droga, golpearon a las mujeres que estaban en el lugar, incluida Gamboa, quien se encontraba en un período de gestación de 6 meses.

De acuerdo al relato de esta última, ella acuchilló al detective Arévalo, de 22 años, creyendo que se trataba de una "mexicana", o sea, una quitada de drogas.

Además de la droga, los detectives se llevaron dinero en efectivo y diversos artículos electrónicos, como equipos de videojuegos que no declararon.

APREMIOS ILEGÍTIMOS

Antes de ingresar al domicilio, los policías imputados detuvieron a la pareja de Gamboa, Víctor Reyes, cuando se dirigía a su casa.

Las declaraciones de múltiples testigos sostienen que Reyes fue brutalmente golpeado en el suelo. Ya en la comisaría, además, habría sufrido vejaciones como cubrirle la cabeza con bolsas plásticas a punto de la asfixia, ponerle libros en el cuerpo donde golpeaban para no dejar marcas e incluso le habrían introducido un objeto contundente por el recto, todo seguido de amenazas de que lo matarían si es que el funcionario herido perdía la vida producto de las puñaladas.

Veinte días después de las agresiones, mientras se encontraba preso en Colina II, Reyes fue conducido a constatar lesiones al Servicio Médico Legal, donde los forenses confirmaron las lesiones anales y su correspondencia con la fecha del episodio de tortura.

Fiscal Emiliano Arias

 

Este hecho generó una imputación por homicidio frustrado contra la persona de Paula Gamboa y fue el hilo conductor que llevó al fiscal Emiliano Arias a llevar una sigilosa investigación que incluyó decenas de declaraciones a imputados por droga, intercepción telefónica a policías y la protección de testigos clave, en un caso de corrupción policial que asoma como uno de los más complejos de los últimos años.