Si hoy un santiaguino de corazón podría incluso considerar "tranquila" a una ciudad de un millón de habitantes, en 1835 la idea de que Santiago podría tener esa cantidad de gente quizás provocaría risa en algunos capitalinos.Para ellos, tal vez una "metrópoli" de 300 mil personas ya sería infernal.
En esa época, año del primer censo que consideró a toda la población de Chile, el país registró 1.103.036 habitantes y la capital nacional tenía 97.786 personas, dividida en cinco comunas: Ñuñoa, Lampa, Colina, Renca y Santiago, la más poblada del país, con 67.439 residentes.
Poco más de un siglo después, en 1940, fue la última vez que un censo mostró a la capital con menos de un millón de personas. Desde ahí las cifras sólo fueron subiendo y en 1970 ya éramos 8.884.768.
Sin embargo, los números y las características van mucho más allá de la población en la capital, también reflejan cambios culturales y avances en el desarrollo humano de Chile.
"Almas", "españoles", "indios" y "esclavos"
En el censo de 2002 se registraron 9.531 españoles en el territorio nacional, la clara mayoría europea en Chile y cuarta mayoría extranjera en el país. Sin embargo, la española es una de las únicas poblaciones nacionales que ha disminuido. En 1813, época en que Chile seguía siendo una dependencia española, los nativos de España constituían un grupo humano protagónico.
Ese año se hizo un censo donde se registró que la provincia más numerosa era Colchagua, con 60.202 habitantes. El proceso fue parcial, puesto que faltaron algunas zonas por contar, como por ejemplo Santiago.
En el distrito de San Fernando, habían11.814 "almas" en total, divididas en "españoles americanos" y ocho "castas": "españoles europeos", "españoles asiáticos, canarios y africanos", "europeos extranjeros", "indios", "mestizos", "mulatos" y "negros".
En el siglo XIX, además, se incluía "esclavo" entre las profesiones registradas.
Para 1835 ya se realizaba el primer censo general de población en Chile.
Aprendiendo a leer y escribir
En 1865, se contó por primera vez el grado de alfabetización del país. En ese entonces un 17% de la población total en Chile leía y el 14,4% escribía.
En ese entonces sólo existían dos instituciones de educación superior en el país: la Escuela de Artes y Oficios (actual Usach) y la Universidad de Chile.
137 años después, 12.116.154 personas eran alfabetizadas y sólo 532.607 no. Es decir, 95,79% de los censados sabía leer y escribir. La diferencia entre hombres y mujeres era mínima: 95,83% eran del sexo masculino y 95,75% del femenino.
Esperanza de vida
En 1910, la esperanza de vida en el país era de tan sólo 26,4 años en promedio; en cambio, en 1907 habían 1.465 centenarios y 207.034 habitantes con 60 años o más.
Para 1999 ya se esperaba vivir hasta los 75,9 años y, tres años después, el censo de 2002 señalaba que existía un 11,36% de los habitantes del país que tenía 60 o más años.
Claramente ahora vivimos más años, pero curiosamente en 2002 se contaron 1.141 centenarios en el país, 324 menos que en el primer registro nacional del siglo XX.
Cuando había más campo que ciudad
En el censo de 1930, de casi 4,3 millones de personas, 2.119.221 habitantes eran urbanos y 2.168.224 vivían en áreas rurales. Ese fue el último censo donde el campo superó a la ciudad. En 2002 fueron casi 142 mil rurales menos, la población urbana era seis veces mayor.
La aparición de los Testigos
Mientras católicos, protestantes y no religiosos marcan presencia recurrente en los censos nacionales, un grupo asomó muy recientemente entre los principales círculos de creyentes del país: los Testigos de Jehová.
Después de los seguidores de la Iglesia Católica (7.853.428), evangélicos (1.699.725) y ateos o agnósticos (931.990), los Testigos de Jehová registraron 119.455 fieles a lo largo del país en el censo de 2002, conformando así la cuarta mayor creencia religiosa de Chile hace 15 años.
Extranjeros en Chile
La población nacida en el exterior fue censada por primera vez después de la independencia en 1865, con 23.220 foráneos en el país y una mayoría argentina de 8.423 personas. De ellos, 1.238 fueron nacionalizados.
En el censo de 2002, 195.320 personas eran foráneos, los argentinos volvían a ser la mayoría. Las cifras no cambiaron mucho hasta hace 15 años atrás.
Uno de las nacionalidades extranjeras que sorprende por su ingreso al país son los haitinanos. Si en 2002 era 50 en el territorio nacional, actualmente han llegado de a 100 personas diarias en varios días de 2017.
