Roberto Maass fue uno de los apicultores que perdió todos sus panales producto de los incendios forestales. A ellos se suman 500 kilos de miel, cera y abejas que resultaron calcinadas.
Pero este caso no es el único, ya que en las regiones afectadas se estima que se quemaron más de nueve mil panales.
Y para los insectos que lograron sobrevivir a la tragedia forestal, el panorama no es muy alentador. Hoy no tienen qué comer, por lo que los apicultores afectados buscan donaciones de azúcar, con el que se prepara un jarabe para alimentarlas y así lograr que sobrevivan.
Revisa la nota completa de 24 Horas Central.