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El emotivo video del "milagro" de don Álvaro a niño chileno

El registro cuenta la historia de José Ignacio Ureta que volvió a la vida tras ser declarado muerto y donde se atribuye, según El Vaticano, a la intercesión de un obispo del Opus Dei.

Agustín Benaprés

Lunes 15 de julio de 2013

Son historias que vale la pena contar independiente del credo que se tenga, es el "milagro" de don Álvaro a un niño chileno.

El registro se da en el contexto de la beatificación del obispo Álvaro del Portillo, perteneciente al Opus Dei, al que la Santa Sede le atribuye la inesperada recuperación de José Ignacio Ureta mediante su intercesión. (

).

Era el 2 de agosto del año 2003, José Ignacio sufre un paro cardíaco de más de media hora y tras ser declarado muerto, inesperadamente sus signos vitales comienzan a responder.

Tenía poco menos de un mes de vida y según dicen sus cercanos, el rezo hacia don Álvaro mediante su estampita, fue factor fundamental.

La madre de José Ignacio, Susana Wilson explica que su niño tenía un diagnóstico muy malo incluso antes de nacer. "Era muy probable que naciera con onfalocele (hernia intestinal). Desde ese momento nos encomendamos a don Álvaro y rezamos su estampita. Cuando me hicieron la ecografía, en marzo, el diagnóstico se confirmó".

Tras nacer y antes de operar al pequeño los doctores detectaron que había además una malformación cardiaca con consecuencias graves para la circulación de la sangre.

"El 12 de julio operaron a José Ignacio de onfalocele, pero todo se complicó, porque le bajó la temperatura, tuvo un paro cardiaco y hubo que terminar la operación de urgencia. En los días siguientes hubo nuevas crisis, y sufrió un daño en el cerebro: tenemos una ecografía del 28 de julio que muestra cambios en la masa cerebral, con lesiones en los dos hemisferios debidas a falta de irrigación", explica la madre al sitio del Opus Dei.

Tras ello fue operado del corazón el 30 de julio. Tenía 20 días de nacido y tras una evolución positiva del postoperatorio todo cambió.

"El día 2 de agosto, cerca de las 14:30, nos pidieron que fuéramos de inmediato a la UCI pediátrica de la Universidad Católica, porque José Ignacio estaba muy mal. Nos imaginamos que la gravedad debía ser extrema", relata la madre y agrega que "al llegar pedí ver a mi hijo y me dijeron que no era posible porque lo estaban reanimando".

Tras sufrir un paro por más de media hora, el médico pediatra, José Ignacio Rodríguez - que ese día estaba de residente en la unidad de cuidados intensivos del Hospital - entrega su testimonio y dice que "a los treinta minutos veíamos sencillamente que no había mejoría, comenzamos a disminuir el ritmo de las maniobras y sin mediar explicación, el corazón de José Ignacio retomó ritmo".

Hoy el pequeño tiene 10 años y según explican los especialistas, los daños neurológicos que pudo tener el niño debido a la cantidad de tiempo que estuvo con un paro cardíaco no se ven.

"El no debería caminar, correr, saltar, todo en él es un milagro", dice Susana Wilson.

"Soy una persona que tiene una relación inestable con la fé, no sé como decirlo. Tengo una puerta abierta permanente, tal vez esta es una mayor apertura de esa puerta", indica José Ignacio Rodríguez, el médico pediatra que estuvo con José Ignacio.