Lloró, ayudó en la búsqueda y suplicó por que le devolviera a su hijo Mateo, pequeño de dos años que se encontraba desaparecido en Calama.
El testimonio de Cristián Riquelme resultó ser una farsa que se extendió por diez días hasta que finalmente confesó haberlo enterrado en una quebrada ubicada a cinco kilómetros de la ciudad con la complicidad de dos personas.
Sin embargo, aclara que la muerte se produjo por una “caída en las escaleras” de su hogar.
“Yo creo que lo raptaron, le pido a la persona que lo tiene que no sabe el daño que estaba haciendo”, sostenía en momentos en que aún se realizaba la búsqueda.
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Cristián Riquelme mantuvo una versión que apuntaba a un "secuestro" del pequeño. Tras confesar haberlo enterrado, sus antecedentes policiales salen a la luz.
Cristián Riquelme adoptó a Mateo y se hizo su responsable mientras la madre estaba en la cárcel. Todo fue un accidente, sin embargo, en su contra juega su historial judicial.
“Del 2009 a la fecha registró 16 detenciones de lesiones, de la mano de agresividad y caracterizado por violencia intrafamiliar a familiares, mujeres, niños.”, cuenta la sicóloga de Carabineros, Constanza Bartolitti.
Tales datos motivan a una investigación sobre presunta violencia que habría terminado con el deceso de Mateo. De hecho, antes de conocerse la verdad Riquelme intentó quitarse la vida, momentos previos a la última y reveladora diligencia donde confesó haberlo enterrado.
