La Escuela de Llahuín día a día lucha por seguir en pie, aunque sea sólo con un alumno.
El pueblo, ubicado en el sector cordillerano de la región de Coquimbo, solía ser un sector lleno de niños, hijos de los trabajadores del antiguo ferrocarril que cruzaba la localidad.
Con los años las personas han emigrado y el colegio perdiendo sus alumnos. Si el año pasado habían cuatro estudiantes, hoy es Patricio el único que sigue con su rutina de levantarse temprano e ir a su sala.
Clases personalizadas de la profesora, pero el desafío de encontrar panoramas en solitario para pasar los recreos es parte de lo que este niño de sexto básico vive todos los días.
La mamá de Patricio es la manipuladora de alimentos que recibe parte de la ayuda que Junaeb entrega al colegio, junto al material educativo.
El problema es lo que pueda pasar el próximo año ocurra con la Escuela de Llahuín, pues este niño se graduará y seguirá con su séptimo año escolar en Combarbalá.
Así, un pueblo poco a poco va quedando en el recuerdo de lo que solía ser.