A partir del 1 de mayo y hasta el 31 de agosto se pondrá en marcha la restricción permanente a los automóviles catalíticos, medida que se enmarca dentro del plan de descontaminación para la ciudad de Santiago.
Según expresaron sectores del gobierno a El Mercurio, la instancia pretende disminuir el parque automotriz más antiguo que genera una mayor emisión de material nocivo.
El ministro (s) de Medio Ambiente, Marcelo Mena, afirmó que el plan "acelerará la compra de automóviles que cumplan la norma, ya que los más antiguos -de antes de 2012- son 10 veces más contaminantes, por lo que se va a ocasionar un ambiente mucho más limpio".
Asimismo, estimaron que para el año 2020 la venta de vehículos más modernos crezca en un 28%, generando un gasto de US$434 millones a los propios usuarios.
No obstante, existen versiones que se contraponen a los buenos augurios planteados desde La Moneda.
Gloria Hutt, ex subsecretaria de Transportes y consultora internacional, no se aprecia un rápido recambio del parque de autos, ya que "se debe considrar el dólar y las condiciones de una economía recesiva que baja en crecimiento".
"Puede que el impacto se dé con mayor énfasis en sectores acomodados, quienes sí tienen la posibilidad de renovar el auto", agregó.
Héctor Jorquera, especialista en el área, complementó que si bien es necesario un proyecto así para limitar la cantidad de máquinas que no responden a las necesidades medioambientales, "esto afectará a la clase media", ya que la condición actual de las finanzas tendrían malos resultados en este amplio tramo de ciudadanos.