El dolor y la incredulidad embarga a estas madres hermanadas en la angustia de saber que sus hijos fueron abusados en su colegio. El lugar dónde debían estar más protegidos. Sus niños, alumnos de prebásica, habrían sido parte de una perversa trama de juegos sexuales que ocurrían en la casa de una pareja de cuidadores al interior del Colegio Apoquindo
Los niños presuntamente abusados han contado a sus papás que muchas veces eran llevados en grupo a jugar a la guarida o al bosque como llamaban a la casa de los cuidadores. Auxiliares queridos por los alumnos que con cariños y golosinas se habrían ganado la confianza de sus víctimas a quienes hacían participar en dinámicas que bien se pueden describir como orgías infantiles.
Los padres cuyos niños habrían sido afectados por los abusos dejaron de llevarlos al colegio. No todos saben si los mantendrán estudiando ahí, pero por el momento quieren mantenerlos protegidos y aislados también para que sus relatos no se mezclen con los de otros denunciantes y no pierdan validez ante la justicia.
¿Por qué los niños tenían permiso para ir a la casa de los cuidadores dentro del colegio? ¿ Por qué las profesoras los llevaban a ese lugar? ¿Por qué si las acusaciones son ciertas y los abusos masivos como sospechan los padres afectados, nunca antes se supo de casos similares aunque los auxiliares sospechosos llevan años en el colegio Apoquindo?
Son sólo algunas de las dudas que carcomen a estas madres desesperadas porque la justicia llegue a la verdad.
En medio de la impotencia, estas madres hacen un llamado a vencer el miedo y los sentimientos de negación, para que otros padres del Colegio Apoquindo cuyos hijos quizás también fueron parte de los abusos abran los ojos y se atrevan a denunciar.