Han pasado tres años desde que Claudio Romero Díaz, hoy de 24 años, tomó una escopeta y disparó contra su padre del mismo nombre, en la comuna de Maipú.
Esa madrugada del 5 de noviembre de 2010, el progenitor llegó a su casa con claros signos de haber bebido. Allí se encontraba su madre y sus hermanas, las cuales recibieron fuertes agresiones física y psicológicas de parte del jefe de familia.
Ante lo ocurrido, Claudio tomó la decisión de acabar con la vida de su padre. "Yo disparé porque me sentía como un animal amenazado y que estaba cuidando a mi familia. Éramos nosotros o él", confesó el joven.
Pese a estos argumentos, la fiscalía formalizó a Romero por parricidio y el 9° Juzgado de Garantía lo dejó en prisión preventiva hasta que la Corte de Apelaciones revocó la decisión.
Este miércoles el imputado acudió al centro de justicia, esta vez para enfrentar un juicio abreviado en su contra por el delito de parricidio. Lo condenaron a cinco años pero con el beneficio de libertad vigilada.