Con una evidente molestia reaccionaron los familiares de los 81 reos que murieron calcinados en la cárcel el pasado 8 de diciembre de 2010, luego de conocer que los acusados por el polémico caso de cárcel San Miguel quedaron absueltos.
Una vez conocido el veredicto, los familiares expresaron a viva voz su disconformidad con el fallo y comenzaron a destruir las dependencias del Centro de Justicia.
Durante un par de minutos el grupo de personas pateó y golpeó las puertas del recinto, las que sólo eran resistidas por personal de Gendarmería.
La situación se controló sólo con la llegada de las Fuerzas Especiales de Carabineros.