En tiempos en que se registra una baja en la donación de órganos, Gerardo Gallardo logró vencer todos los impedimentos judiciales que prohiben donaciones entre personas vivas cuando no son parientes y logró que su amiga Gabriela Álvarez pudiera recibir uno de sus riñones.
La operación se realizó hace un mes y Gerardo nunca dudó de ser donante de su amiga, la que le está agradecida por tener un trocito de él en su cuerpo.
Un increíble gesto de amor y de amistad que superó todas las barreras judiciales y de la solidaridad.