Debían encontrar los restos de su madre que murió hace ya dos décadas, pero en su lugar habían telas, ropas e incluso una muñeca de trapo.
Eso contenía el féretro de Sabina Alarcón Morales, quien fue sepultada el 19 de abril de 1994 en Limache. El hecho quedó al descubierto cuando la familia pidió una reducción de los restos.
Tras percatarse de ello, hicieron la denuncia a la Policía de Investigaciones, quien informó a la Fiscalía para iniciar una investigación.
De acuerdo a la información entregada por la parroquia a cargo del cementerio donde estaba enterrada supuestamente la mujer, no hubo manipulación alguna del féretro, sin embargo, este fue encontrado a 70 centímetros del suelo, menos de la mitad de la profundidad requerida.
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