Una catástrofe “quiebra tu ritmo de vida” y produce un impacto al que “hay que dar una respuesta para sobrevivir y aceptar la nueva condición”. El psicólogo Enrique Chía asegura que todo el que pasa por un desastre como el del norte está afectado, “aunque no se le note”.
El estado de shock provoca un aumento del nivel de adrenalina, lo que “bloquea algunos aspectos emocionales y actúas sin sentir, porque si notas el peligro no puedes avanzar”, explica Chía. Pero, cuando pasa ese momento, se entra en un “estado de confusión y desorganización. Y ahí se requiere una contención externa”.
Se ha comprobado que “cuando hay intervención (profesional) temprana, la prevalencia de trastornos posteriores tienden a bajar”; dato que informa Chía, al mismo tiempo que subraya la capacidad de los afectados para sobreponerse a las catástrofes. “Los que viven esto suelen superarlo solos por su resiliencia”, destaca.
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A pesar del temor, decenas de ciudadanos sacaron sus cámaras para registrar la fuerza con que el aluvión destruyó todo a su paso.
Entran en juego, entonces, “dos tipos de intervención psicológica”, detalla el académico de la Facultad de psicología de la Universidad Diego Portales, Andrés Mendiburo, “la intervención en crisis, justo en el momento, y el estrés postraumático que puede demorarse más”.
Una ayuda que debe garantizarla el Estado, pues las personas más afectadas son los de estratos sociales más bajos, que “tienen menos acceso a salud mental”, enfatiza Mendiburo. Pero donde desempeña un rol fundamental la empatía social. El afectado “se siente solo y desgraciado y necesita notar que el otro lo entiende” y comprende sus pérdidas materiales y personales, explica Chía.
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"Lo bueno es que lo encontraron (a su hijo), porque era para no hallar a nadie", relató emocionada. Su pareja pudo rescatar a sólo uno de los dos menores.
Por suerte, las sociedades latinas son más “conectivistas”, indica el especialista de la UDP, “hay mayor dependencia entre la gente; por lo que en situaciones como ésta existe mayor protección mutua”. Mendiburo recomienda no encerrarse en sí mismo y “pasar tiempo con otras personas, hablar con ellas, no rumiar las ideas, ni aguantar estoicamente”, para superar esta situación, y sobre todo, “buscar apoyo emocional”.
Hay que asimilar la situación y aceptar que se vuelve a una normalidad diferente, pero hay que “hacerlo de a poco”, indica Chía. Y este proceso puede ser exitoso o no. “Se pueden sacar enseñanzas y darse cuenta de que uno es más fuerte de lo que parecía; o puede quedarse pegado en el trauma y desarrollar trastornos depresivos, estrés postraumático, malestares camuflados (como dolores o insatisfacciones de vida)”. Pero también, advierte Chía, puede caerse en el consumo de sustancias como el alcohol y las drogas.
RESILIENCIA
Aunque a todos les afecta una catástrofe, su incidencia es diferente según la personalidad y los factores sociales y culturales.
“La gente resiliente tiene motivadores”, explica Mendiburo, “cuando se tiene un para qué hacer las cosas, le es más fácil salir”. Este tipo de personas suelen ser “menos neuróticas, menos depresivas, menos tendente a trastornos psicopatológicos” y más alegre y positiva. Pero también hay elementos sociales: “a las personas más pobres les cuesta mucho más recuperarse”, recalca.
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El martes arribó a Copiapó para entregar su donación. Este miércoles, la caravana de ayuda del empresario se trasladará a Chañaral y Diego de Almagro.
Otro rasgo de seguridad, indica Mendiburo, es sentirse “preparados para enfrentar la catástrofe; sabiendo que existe un plan y una protección estatal”. En este sentido, ambos especialistas critican que la ayuda no ha llegado de manera coherente ni organizada, lo que ha incrementado el nivel de estrés en la población.
“Comenzaron los reclamos cuando aún estaban las lluvias y los medios de comunicación lo amplificaban. En esos momentos hay que asociarse”, comenta Chía, quien añade que ya habrá momento para las críticas, pues lo que la gente demanda ahora es “ayuda, explicaciones y que se les solucionen los problemas”. En una etapa posterior, prosigue el psicólogo, se darán cuenta de que son ellos mismos los que tienen que solucionar sus propios problemas.