Durante 18 años Karina Sepúlveda Cisterna fue víctima de violencia intrafamiliar por parte de Claudio Reyes, su pareja y el padre de sus tres hijos. Hasta que un día cansada de los golpes, amenazas, fracturas y hasta agresiones sexuales, la mujer tomó la decisión de matar a su conviviente.
Por este hecho estuvo más de un año en prisión preventiva, hasta que el Tribunal la absolvió de los cargos y salió en libertad para reencontrarse con sus hijos y familiares.
La defensoría utilizó como prueba para eximir a Sepúlveda de los cargos el que ésta tuviera más de 64 cicatrices en su cuerpo debido a los episodios de violencia que vivió junto a Reyes.
Agrupaciones que protegen a las mujeres agredidas, señalaron que la determinación de la justicia chilena constituye un falló histórico que da cuenta de la importancia de denunciar oportunamente para no llegar a este tipo de consecuencias.