Han perdido tiempo, dinero y dignidad. Esta es la dura realidad de padres y apoderados que intentan por todos lados lograr matricular a sus hijos en algún colegio. Sin embargo, las enfermedades de los menores los hacen ser descartados.
Asperger, esta es la enfermedad que padece Ricardo Hernández, esa que le provoca un pensar lógico, concreto e hiperrealista que no le permite comprender un sarcasmo o una ironía. Sin embargo, pese a tener un excelente promedio de notas no logra continuar sus estudios.
¿De dónde viene el ‘no’ rotundo y tajante para los llamados ‘niños problema’?
Desde el programa de Educación del Gobierno y la Superintendencia reconocen el problema y lo enfrentan en cuanto a la destinación de los recursos.
El caso de Isidora Guzmán, niña símbolo de la Teletón 2001, es otro. “Como si yo tuviera la piel verde, tuviera antena, tuviera cinco ojos. ¿Qué distinto ve la sociedad en niños como yo?”, cuenta.
Ñuñoa, Providencia y La Reina fueron los ligares donde su familia buscó recinto para seguir educándola, teniendo siempre una negativa basada en excusas que van desde infraestructura, cantidad de cupos, o, simplemente, voluntad.
Otro caso es el del hijo de Marisol Orellana, menor que padece de síndrome de Down. “Quiero que a mi hijo lo tengan si es que tiene ganas de ayudarlo”.