Michelle Bachelet y Sebastián Piñera podrán tener ideas análogamente distintas. Sin embargo, dentro de las pocas cosas que pueden unirlos es una anecdótica circular del ministerio del Interior, la cual data del año 1976, inspirada por un beneficio que inició el gobierno de Arturo Alessandri Rodríguez y del cual se dice, parte informalmente en 1901.
Se trata de un documento que faculta a los presidentes de la República de Chile adoptar al séptimo hijo de las familias que acrediten situación socioeconómica vulnerable: "Apadrinamiento presidencial".
"Deben invocar dicha gracia los padres del séptimo hijo del mismo sexo, sin importar que además existan hijos de otro sexo. El hijo cuyo apadrinamiento se solicita no debe haber sido bautizado con antelación a solicitud misma".
Así versa uno de los acápites del texto, el cual fue ratificado y actualizado el año 2002 bajo el gobierno de Ricardo Lagos Escobar con la firma del ministro del Interior de la época, José Miguel Insulza.
Los beneficios que trae esta tradición de la cual hay registros oficiales desde 1976, busca dar sostén económico a las familias que suman siete o más hijos.
Entre los beneficios, está la apertura de una libreta de ahorro en la cual se le deposita un monto variable de dinero (110.000 pesos aproximadamente) y la entrega de un ajuar para el bautizo del niño o niña, quienes tendrán como madrina o padrino nada más, ni nada menos que al presidente de turno.
En 2001, Ricardo Lagos apadrinó al menor de nueve hermanos en la localidad de Alerce, región de Los Lagos; el año 2006, Michelle Bachelet amadrinó a la octava hija de la familia Castro Sanhueza en Rengo, región de O'higgins. En tanto, el actual presidente Sebastián Piñera hizo lo propio en 2011 con el séptimo hijo de una familia temucana.