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Lecciones a un año de la tragedia

Vuelos militares y civiles incorporaron nuevas medidas de seguridad en sus protocolos.

Mariángel Calderón

Sábado 1 de septiembre de 2012

Fueron 21 las víctimas de Juan Fernández y cientos las preguntas que surgieron para entender el por qué de esta tragedia. ¿De quién es la culpa? ¿Por qué se cayó el avión?, pero principalmente ¿qué errores se cometieron en la operación aérea? Son algunas de las interrogantes que aún existen sobre el accidente.

Por eso y a un año de la tragedia, revisamos cuáles fueron las lecciones que tanto la Fuerza Aérea de Chile (FACh) y la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) recogieron  tras  la tragedia.

Según la DGAC, en las causas de los accidentes sobre un 98%  tienen que ver con errores humanos originados por decisiones equivocadas que convergen en algunas situaciones críticas.

El poco tiempo que se tiene para adoptar las medidas en la emergencia, errores en la planificación del vuelo, tanto del análisis meteorológico, como del peso y estiba, además de la propia administración de combustible forman parte de las razones que podrían ocasionar la caída de un avión.

En el caso de Juan Fernández, el informe entregado por la Junta Investigadora de Accidentes Aéreos (JIA) determinó que una falla humana y errores en la entrega de la información sobre las condiciones meteorológicas para aterrizar correctamente en el aeródromo de la isla habría provocado el accidente.

Estos factores convergen y una tragedia se desata. Pero de eso varias lecciones son aprendidas y nuevas medidas se ponen en marcha.

Vuelos militares

A un año del accidente la FACh se encuentra implementado 18 medidas diseñadas para reforzar sus operaciones aéreas en sus fases de planificación, ejecución y control. Algunas de ellas ya fueron anunciadas en abril, mientras que otras se establecieron durante los meses posteriores, de acuerdo a los antecedentes que ha ido arrojando la investigación sobre el accidente en Juan Fernández.

En un comunicado enviado por la institución en agosto, se indicó que del total de estas medidas, un 84% se habrá ejecutado antes de que finalice el 2012, mientras que sólo un 16% se realizará en 2013.

"Al mes de agosto hemos implementado el 56% de las medidas que la institución determinó que eran importantes para nuestras operaciones y en lo que resta del año completaremos el 84% de ellas. Ha sido un trabajo minucioso y muy riguroso que, si bien se realiza de manera permanente, tras el accidente en Juan Fernández ha cobrado mayor relevancia a nivel de país", explicó el secretario general de la FACh, general de Brigada Aérea Maximiliano Larraechea.

Entre las nuevas medidas que se implementarán, destaca la elaboración de un procedimiento específico para los destinos insulares. Dentro de este existe un protocolo para volar al archipiélago de Juan Fernández, el cual comenzó a ser aplicado en el presente año.

En él, se incorporaron las experiencias relativas a la operación con punto de no retorno; altitudes mínimas a respetar en la fase de aproximación a la pista; análisis meteorológico y horas límites de operación, entre otros. "Hasta esa fecha se volaba a la isla con un procedimiento general porque no existían situaciones reportadas que ameritaran un protocolo específico para las operaciones de vuelo en Juan Fernández", agregó el general Larraechea.

Destaca, además, la modificación del reglamento de transporte de pasajeros y carga no institucional. Esta norma y su reglamento, vigente desde mayo de 2012, regula el traslado de personas y/o carga no institucional en vuelos que deben ser solicitados a través de la Secretaría General de la FACh. De acuerdo a este reglamento, las personas civiles que se trasladen en aviones de la Institución serán informadas de la naturaleza del vuelo.

Vuelos civiles

Pese a que el CASA 212 correspondía a un vuelo de la FACh, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) también se vio involucrada en la tragedia, luego que la JIA determinara que la información meteorológica entregada por la institución a los tenientes que piloteaban la nave, Juan Pablo Mallea y Carolina Fernández, no correspondía a la realidad climática del lugar donde se encuentra el aeródromo.

Por eso, la DGAC implementó una serie de medidas que mejoran las capacidades del aeródromo de Juan Fernández. Entre ellas, destaca la instalación de una estación semiautomática meteorológica. Según informó la institución, el artefacto entrega información de dirección e intensidad del viento a nivel medio, con sensores instalados en los umbrales de la pistas y sobre la Torre de Control, además de la presión atmosférica calibrada al nivel del mar, temperatura, humada relativa y punto de rocío y mide cada minuto parámetros atmosféricos y de vientos de forma semiautomática.

Sin embargo, el Director de seguridad operacional de la DGAC, Lorenzo Sepúlveda, señaló que "la instalación de esos sensores en la pista, sólo podrían haber detectado un fenómeno de Win Shear en el aeródromo y no en un lugar distinto como sería, por ejemplo, el canal Santa Clara".

A estos avances técnicos, se sumó, además, una modificación al personal que de la estación de Juan Bautista. A los dos observadores meteorológicos en la estación se sumó un tercero de la especialidad Técnico en Servicio de Vuelo (TSV) que tiene competencia para realizar observaciones meteorológicas y otras informaciones pertinentes para la seguridad del vuelo.

Ayudas visuales, mejoras en los equipos de comunicación, la implementación de un vehículo de seguridad en la zona y un sistema de extinción de incendios, forman parte de las medidas implementadas por la institución civil tras el accidente que le cobró la vida a 21 personas, entre ellas cinco trabajadores de Televisión Nacional de Chile.

Sin embargo, la DGAC, es enfática en explicar que "todas estas medidas no habrían evitado el accidente de Juan Fernández, si se mantienen el resto de las variables que afectaron el vuelo".

Los accidentes aéreos son hechos fortuitos que ocurren y dejan una sensación amarga de incertidumbre y misterios. No obstante, contribuyen a mejorar protocolos aéreos que podrían evitar nuevas tragedias en el futuro.