Bomberos, carabineros y funcionarios de emergencia han colaborado activamente con el combate de las llamas y el mantenimiento del orden y seguridad en los cerros afectados por el incendio.
Pero más allá de sus labores públicas, hay un dolor que los une: algunos de ellos también lo perdieron todo. Al comenzar la emergencia, muchos de ellos se acuartelaron, sin embargo, sabían que sus casas se estaban quemando por completo. Prefirieron ayudar a los demás.
Los animales también han sido atendidos, especialmente por jóvenes anónimos quienes de manera voluntaria han comenzado a rescatar gatos y perros que no alcanzaron a escapar de las llamas.
Personas que son una pequeña luz de esperanza en medio del dolor. Revisa el siguiente informe de Mónica Olguín: