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Retrato de Pierre Dubois

El ex vicario de la Pastoral Social estableció una amistad con el sacerdote desde 1963. En conversación con 24horas.cl, contó detalles y anécdotas del fallecido sacerdote.

Elkjaer Lobos

Viernes 28 de septiembre de 2012

Fue un símbolo de la lucha por el respeto de los derechos humanos y sin duda fue uno de los personajes que marcaron la dictadura del general Augusto Pinochet.

Era Pierre Dubois, el eterno párroco de La Victoria, que justamente murió en esa población.

Monseñor Alfonso Baeza fue vicario de la Pastoral Social y de la Pastoral Obrera. En agosto de 1963 conoció a Dubois en una reunión en la población José María Caro y de inmediato nació la amistad, que duró hasta los últimos días de vida del fallecido sacerdote. De hecho, monseñor Baeza sólo la semana pasada visitó a su amigo en su casa en la población La Victoria, la que fue construida por los propios habitantes de esa comunidad.

"Cuando lo visité estaba bastante bien y estaba empeñadísimo en terminar de escribir su libro sobre la Pastoral Obrera", señala Baeza, quien lo visitaba por lo menos una vez al mes.

Para Baeza, su amigo "era un sacerdote muy santo  que disfrutaba el compromiso de la evangelización a los más pobres" e, incluso, dice que seguirá "pensando que no está muerto y que seguirá preocupado por nosotros",

"Gracias a él entendí lo que era evangelizar a los pobres, porque ahí se encuentra la verdadera acción de la Iglesia", agrega.

ANÉCDOTAS CON EL PADRE DUBOIS

Con 49 años de estrecha relación, fueron decenas las anécdotas entre monseñor Baeza y Dubois, pero el ex vicario acepta contar dos en conversación con 24horas.cl.

"Hace unos años atrás él estaba muy enfermo en el Hospital Clínico de la Universidad Católica y todavía no volvía a La Victoria. Él estaba empecinado que debía volver a la población para las Fiestas Patrias ese año (el 2010). Recuerdo que yo le dije: "Córtala, si te vas para la población vas a joderle la celebración a tanta gente. Pasa las fiestas acá y después te vas o por qué no renuncias y te quedas acá", señala Baeza.

Otra es cuando ocurrió el golpe de estado de 1973. Baeza recuerda que el padre se encontraba en Francia en una reunión de sacerdotes de esa nacionalidad que trabajaban en Chile. Las autoridades eclesiásticas francesas con las chilenas llegaron a un acuerdo para que el sacerdote no regresara al país porque corría peligro su vida.

Pierre Dubois pudo regresar a Chile gracias a la gestión de algunos sacerdotes chilenos, entre ellos Alfonso Baeza. Eso si debía comprometerse con que sería párroco y no podía meterse en "temas nacionales".

"Un día llegó a mi casa en la población José María Caro y me dijo a mi nadie me prohibió la entrada a Chile", recuerda.

MÁS ALLÁ QUE DETENER LAS TANQUETAS DE CARABINEROS

Corría la dictadura y Dubois estaba destinado a una de las poblaciones más conflictivas: La Victoria. Ahí el sacerdote se hizo conocido hasta hoy como el que abogaba por la no violencia e impedía el ingreso de fuerzas policiales al lugar.

Baeza aclara que su amigo no sólo se centró en eso durante su estadía en La Victoria. El actual párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Estación Central recuerda que Dubois creó el sistema "comprando juntos". Esta iniciativa pretendía que entre varias familias se compraran un saco de alimentos, lo que era más conveniente que adquirir un kilo de otro elemento.

"Para él era un cosa que no podía eludir", dice Dubois.

"SE SENTÍA CULPABLE DE LA MUERTE DEL PADRE ANDRÉ JARLAN"

En el marco de protestas convocadas para el 4 y 5 de septiembre de 1984, un grupo de Carabineros logró ingresar a la inexpugnable población La Victoria. Los policías fueron enfrentados por los residentes, a lo que ellos respondieron con disparos.

Uno de estos atravesó la pared de la casa parroquial donde se encontraba André Jarlan e impactó en el cuello el sacerdote y amigo de Dubois, quien en el momento de su muerte estaba leyendo la Biblia.

"Cuando murió el padre André, el padre Pierre tuvo una especie de culpa y pensó que debía morir él. Le dolió mucha porque él era el principal enemigo para las tropas policiales y no su amigo", aclara Baeza.

En 1986 fue exiliado y sólo volvió a Chile en 1990, cuando retornó la democracia. Sin embargo, en toda su estadía en el extranjero no dejó de pensar en Chile y organizó a los exiliados en Europa.