Beatriz Hernández fue al menos 6 veces a servicios de urgencia y consultorios de Lo Espejo en los dos últimos meses, pero nadie le tomó una radiografía para examinar el esófago, lugar en donde la mujer sentía algo que le punzaba.
El dolor se fue intensificando hasta hacerle perder el apetito. Un día fue a un control dental para hacerse una placa en la Universidad San Sebastián, recién ahí le tomaron una radiografía y descubrieron que tenía una aguja en la garganta.
Luego fue al Hospital Barros Luco y recién ahí le advirtieron que se trataba de una lesión grave y que era necesario operar de manera urgente para extraerla. Quedó internada de inmediato en el recinto asistencial para ser pasada a pabellón.
El caso revela la precariedad del sistema de atención primaria, que no fue capaz de advertir la gravedad de una lesión que podría haber matado a Beatriz.