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"Alucinaba con ser superhéroe": el perfil del acusado del doble crimen en El Bosque

La Fiscalía indicó que Fernando Behm solía usar una mascarilla de Hannibal Lecter y había comprado un cuchillo para defender a las víctimas con quien vivía.

24horas tvn

Martes 25 de mayo de 2021

La jornada de este martes 25 de mayo se realizó la formalización de Fernando Behm, único imputado por la muerte de Rubén y Catalina, hermanos asesinados en su vivienda en la comuna de El Bosque.

En la instancia, el fiscal a cargo del caso, Christian Toledo, entregó algunos detalles de la personalidad del acusado, quien según el testimonio de la madre de los niños asesinados, Claudia Ubilla, era "un tanto extraño, pero no violento".

"Cuando llegó a vivir con ellos, notaron que era un poco extraño, pero no agresivo con sus hijos (...) alucinaba que era superhéroe y salía a salvar el mundo", relató el Ministerio Público.

La madre de las víctimas también precisó que, hace dos meses, el imputado compró un cuchillo con "mucho filo y la punta encorvada" en el Persa Biobío. "Ese cuchillo lo presumía y decía que lo tenía para su seguridad, por si alguien le hacían a los niños o si entraban a robar a la casa", continuó el persecutor.

Además, Ubilla contó que fue el acusado quien instaló cámaras de seguridad para tener una visión del frontis de la vivienda, desconociendo si dicho material se almacenaba en algún lugar.

Por otro lado, la madre del imputado, Alejandra del Campo Lobos, declaró que la última vez que tuvo contacto con Behm fue la tarde del 17 de mayo, día del asesinato, cuando éste llegó a la vivienda de su progenitora, con el pretexto de entregar una consola de videojuegos.

"A la madre le llamó la atención, y es que venía sudado, transpirado y sin su mascarilla de Hannibal Lecter,una mascarilla que siempre ocupaba", narró el fiscal.

De acuerdo a su mismo relato, la madre del acusado precisó que cuando era pequeño y en etapa escolar, se le detectó esquizofrenia, con personalidad múltiple y que se se obsesionaba con las personas.

"Al cumplir los 22 años ya había dejado de consumir la medicación y por lo mismo, vivía en un mundo ficticio", narró el persecutor.

En tanto, el padre del acusado señaló que su hijo era fiel a ideas propias y que producto de un "retardo mental vivía en un mundo de Peter Pan".