El evento que observamos en Tonga donde esa gigantesca columna eruptiva derivó en olas de tsunami fue provocada por las masivas explosiones de un volcán submarino. Uno que tiene similitudes, precisamente a un cráter, está ubicado en el fondo oceánico justo al frente de la Antártica.
Se trata de la Isla de Decepción que se encuentra en el territorio antártico chileno explica Álvaro Amigo, de la red de vigilancia volcánica Sernageomín, quien añade que "hay una cadena de volcanes submarinos con la Isla de Decepción siendo, justamente, una isla de asoma por la superficie del océano".
"Es una isla volcánica luminosa que está activa y en donde podría ocurrir algo parecido a lo que sucedió el fin de semana con el volcán en Tonga", agrega.
Señaló que es un lugar en donde se "esperaría un escenario de esa naturaleza o peor", como lo que sucedió con el volcán de Tonga.
Hace 55 años una erupción de este volcán submarino destruyó la base chilena de Pedro Aguirre Cerda. Al igual que los terremotos es imposible predecir que aquí puede ocurrir lo mismo, por lo que existen resguardos en la zona.
"Junto con Onemi hay un protocolo para que todas las bases de la Antártica tengan una vía de evacuación, un lugar seguro, depósitos con alimentaciones lugares de descanso que estén en zona de seguridad" indicó, Marcelo Leppe director INACH.
Además existen otras cadenas volcánicas en el mar en el país, una que está activa y se encuentra entre Chiloé y la Península de Taitao. La cual fue estudiada por un grupo de científicos que encontró emisiones de gas metano. Un compuesto que al ser perturbado, por ejemplo, por una erupción o un sismo, podría generar deslizamiento y, eventualmente un tsunami en la región chilota.
Lucía Villar, oceanógrafa PUCV, mencionó que "la segunda amenza es que se escape masivamente el metano en esa área y no sabemos lo que va a suceder, por ejemplo con la fauna marina. Y si este metano alcanza la atmósfera sería catastrófico por que es 80 veces más potente que el CO2".
A diferencia del volcán de Tonga esta cadena es mucho más pequeña y está en las profundidades del mar, por lo que una actividad explosiva no generaría estos efectos en la superficie. Caso distinto sería un eventual escape de metano. "Es un área que debemos preservar y proteger" enfatizó la experta.
"Hasta el momento no hay ninguna evidencia de reactivación de nuestros volcanes submarinos y por lo tanto, es un escenario que geológicamente es posible, pero que no se ve en el corto plazo como una posibilidad", concluyó Álvaro Amigo de la red de vigilancia volcánica, Sernageomín.